Poder Tras La Decepción


 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. (Juan 21:6)

Las Escrituras no registran los pensamientos de los discípulos, pero podemos imaginar que estaban un poco frustrados por el consejo de Jesús en el versículo de hoy. Después de todo, eran pescadores profesionales, haciendo todo lo que sabían hacer. ¡Los peces obviamente no estaban allí!

Los discípulos estaban a punto de aprender una importante lección sobre el éxito y el fracaso. Obedecieron la orden de Jesús, movieron las redes al otro lado de la barca, y cuando lo hicieron no pudieron arrastrar la red, debido a la gran cantidad de peces.

Jesús necesitaba que los discípulos vieran la diferencia entre el esfuerzo auto-dirigido y el esfuerzo dirigido por Él. Y para mostrarles, les dejó fallar primero por su cuenta.

Oh, cómo necesito aprender esta lección por mí mismo. Me pregunto si Dios me ha visto intentarlo por mi cuenta y ha frenado el éxito mientras lo hago. ¿Está esperando que yo escuche su voz?

Sí, podemos hacer muchas cosas por nuestra cuenta, pero eso no significa que debamos. ¿Por qué elegiríamos ignorar la mayor fuente de sabiduría y poder jamás conocida, a cambio de nuestros pequeños esfuerzos en comparación con ese grandioso Poder?

Cuando operamos en nuestro poder, vemos lo que podemos hacer. Cuando operamos bajo la dirección de Señor y con el poder del Espíritu Santo, vemos lo que Él puede hacer.

Cuando miro mi pasado, las veces que he visto a Dios trabajar de la mejor manera es cuando admito que mi fuerza natural no es suficiente. Es entonces cuando su fuerza sobrenatural es evidente. Visto desde esta perspectiva, me recuerda que a veces el fracaso es una oportunidad para ver al Señor hacer milagros.

Dios siempre está tramando algo para mi bien, sin importar las circunstancias. Y esa es una forma mucho mejor de ver la decepción.

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