El privilegio de orar


 "Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces"(Jeremías 33:1-3).
En el área espiritual, si hay algo que nos dificulta y fallamos es en la oración. Nos es difícil captar el concepto que nosotros siendo seres caídos, podamos hablar con el santísimo Dios. Más asombroso todavía: no solo podemos comunicarnos con Dios, sino que Él quiere que le busquemos y el medio es la oración y su Palabra.
Martín Lutero, en la introducción a su pequeño libro "Una manera simple de orar" (lo escribió en 1535), nos cuenta que su barbero un día le pidió que le enseñara a orar. Dándose cuenta que esa era la necesidad de muchos, escribió unos consejos. Al barbero específicamente le dijo:
“Haz que la oración sea tu primera tarea al levantarte en la mañana, y la última al acostarte. A la vez, la oración no debe distraerte. Es indispensable que en tu trabajo te concentres, porque un buen barbero pone su atención, pensamiento, ojos en lo que está haciendo. Se concentra en la navaja y en el pelo. No se olvida a qué punto ha llegado en el corte, o en la barba que afeita. Si pierde su atención, si habla demasiado, si permite que su mente se fije en otras cosas, seguramente va a cortar la boca, la nariz, la oreja, o el cuello de su cliente. Así es que si hemos de hacer algo bien —incluye la oración— requiere que prestemos toda nuestra atención y que hagamos uso de todos nuestros sentidos.”
Puesto que la oración es “el hombre en comunicación con Dios”, conlleva dos aspectos indispensables: (1) nosotros hablando con Dios; (2) Dios hablando con nosotros. Creo que practicamos lo primero bastante bien, pero el segundo lamentablemente no.
Hermano examina cómo es tu oración: ¿un monologo o un dialogo? A Jeremías Dios le dijo clama a mí y yo te responderé, y el Dios nuestro es el mismo de Jeremías.

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