Libertad en el perdón
“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”(Efesios 4:32).
Ninguna relación humana puede sobrevivir sin ejercer el perdón, y mucho menos se prospera. Sea cual sea el problema, el perdón libera a las dos partes implicadas, le arranca un arma a satanás y abre la puerta para que Dios intervenga en la situación.
Dentro del seno de la familia es el entorno donde el perdón más se necesita; es más fácil perdonar a un enemigo al que apenas se ve que a un ser querido con quien tienes que convivir a diario. Sin embargo no hay alternativa; tienes que perdonar. Alguien escribió: “Aquel que no perdona a alguien, destruye el puente sobre el cual tiene que pasar él mismo”. Escribe Pablo: “Vestíos… de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y PERDONAOS UNOS A OTROS, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros…” (Colosenses 3:12-14).
Enséñales a tus hijos a perdonar. Si son testigos de tus arrebatos de ira, haz que también vean, cuando eres bondadoso. Enséñales a tratar con la ofensa sin atacar al ofensor y a entender que es posible hacer que las diferencias de opinión lleven a tomar decisiones que beneficien a todos, y que como miembros de una misma familia, se puede estar “equivocado” y sin embargo ser tratado con respeto. Quizás tengas que enseñarles algo que a ti no te enseñaron; si es así, aprende de los errores de tus padres y no se los transmitas a tus hijos. “…No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). En otras palabras, perdona cuando estás herido y no te acuestes con resentimiento.
Dentro del seno de la familia es el entorno donde el perdón más se necesita; es más fácil perdonar a un enemigo al que apenas se ve que a un ser querido con quien tienes que convivir a diario. Sin embargo no hay alternativa; tienes que perdonar. Alguien escribió: “Aquel que no perdona a alguien, destruye el puente sobre el cual tiene que pasar él mismo”. Escribe Pablo: “Vestíos… de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y PERDONAOS UNOS A OTROS, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros…” (Colosenses 3:12-14).
Enséñales a tus hijos a perdonar. Si son testigos de tus arrebatos de ira, haz que también vean, cuando eres bondadoso. Enséñales a tratar con la ofensa sin atacar al ofensor y a entender que es posible hacer que las diferencias de opinión lleven a tomar decisiones que beneficien a todos, y que como miembros de una misma familia, se puede estar “equivocado” y sin embargo ser tratado con respeto. Quizás tengas que enseñarles algo que a ti no te enseñaron; si es así, aprende de los errores de tus padres y no se los transmitas a tus hijos. “…No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). En otras palabras, perdona cuando estás herido y no te acuestes con resentimiento.
AMÉN
ResponderEliminarGracias Padre Santo. Señor my Dios por haberme permitido de los errores y orrores de mis padres gracias pos haberme dado el donde de él perdón y por enseñarme a sacar de esos errores lo mejor para ser un mejor ser humano gracias Padre Celestial
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