No repitas el mismo error
“Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; Pues tentaron a Dios en su corazón, Pidiendo comida a su gusto. Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, Y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?” (Salmos 78:17-20)
El salmista escribe este salmo haciendo un réquiem de la fidelidad de Dios para Israel. Y compara permanentemente las dos actitudes. La de Dios y la del pueblo. Recuerda como Israel estaba esclavo en Egipto y como sufría por ello. Como clamaban por un libertador. Dios a su tiempo actúa y a través de Moisés los libera. No solo eso, lo hace con mano poderosa, demostrando el poder ilimitado que tiene mediante milagros asombrosos.
Egipto, la nación más poderosa del planeta y el rey más temible del mundo quedan sojuzgados por la Soberanía de Dios y permiten que Israel salga de Egipto a la tierra prometida. Sin embargo, la manifestación de la fidelidad de Dios no se detuvo allí. Apenas habían salido se encuentran cercados por el Mar Rojo. Y Dios nuevamente actúa.
Pasaron sobre tierra seca, entre dos paredes de agua, para poder escapar del ejército de Faraón. Y las mismas paredes de agua que a ellos los dejaron pasar, fueron las que ahogaron a todo el ejército que los estaba persiguiendo.
Unos pasos más adelante, el pueblo tiene sed. El desierto es inclemente y consume. ¿De dónde sacar agua para más de dos millones de personas con sus animales? Dios vuelve a mostrar su fidelidad y les da agua.
Este es el poder y el gran amor de Dios. Pero el pueblo volvió a pecar contra Dios. No habían pasado ni diez días y ya estaban quejándose, criticando, murmurando y pecando. No tuvieron memoria y no tuvieron conciencia de quien es Dios.
En nuestro avanzado siglo XXI, nosotros volvemos a cometer el mismo error. En otras circunstancias, con otras disculpas, pero hacemos lo mismo. No tenemos memoria de las bendiciones que Dios nos da. Menospreciamos su perdón y la salvación que nos dio en el Calvario. Y volvemos a pecar. Qué injusticia la nuestra.
Egipto, la nación más poderosa del planeta y el rey más temible del mundo quedan sojuzgados por la Soberanía de Dios y permiten que Israel salga de Egipto a la tierra prometida. Sin embargo, la manifestación de la fidelidad de Dios no se detuvo allí. Apenas habían salido se encuentran cercados por el Mar Rojo. Y Dios nuevamente actúa.
Pasaron sobre tierra seca, entre dos paredes de agua, para poder escapar del ejército de Faraón. Y las mismas paredes de agua que a ellos los dejaron pasar, fueron las que ahogaron a todo el ejército que los estaba persiguiendo.
Unos pasos más adelante, el pueblo tiene sed. El desierto es inclemente y consume. ¿De dónde sacar agua para más de dos millones de personas con sus animales? Dios vuelve a mostrar su fidelidad y les da agua.
Este es el poder y el gran amor de Dios. Pero el pueblo volvió a pecar contra Dios. No habían pasado ni diez días y ya estaban quejándose, criticando, murmurando y pecando. No tuvieron memoria y no tuvieron conciencia de quien es Dios.
En nuestro avanzado siglo XXI, nosotros volvemos a cometer el mismo error. En otras circunstancias, con otras disculpas, pero hacemos lo mismo. No tenemos memoria de las bendiciones que Dios nos da. Menospreciamos su perdón y la salvación que nos dio en el Calvario. Y volvemos a pecar. Qué injusticia la nuestra.
Gracias my Señor my Dios por todas las bendiciones q' derramas sobre my vida a diario gracias por Tú perdón gracias por Tú salvación q' nos diste en el calvario
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