Confesión y limpieza


 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Cuando hemos pecado se levanta una barrera entre Dios y nosotros que rompe la comunión. A veces nos cuesta admitir que hemos fallado y somos negligentes en pedir perdón. Para hacerlo tenemos que ser sinceros y humildes para reconocer nuestras debilidades. No debemos temer confesar nuestros pecados a nuestro Dios. Pues, quien más que Él, conoce lo profundo de nuestro corazón y no se alejará. En cambio apartará nuestro pecado y nos atraerá hacia Él.
Cuando nos confesamos, volvemos a disfrutar de la comunión con Cristo, traemos paz y tranquilidad a nuestras almas y somos libres nuevamente de culpa. Él es fiel y justo, por eso perdona todos los pecados cometidos, y los que aún no hemos cometido, no nos rechaza si nuestra vida todavía no está perfectamente limpia.
La genuina confesión siempre debe tener el propósito de no seguir pecando, debemos batallar contra la tentación que nos lleva a reincidir. La confesión siempre debe ser continua, necesaria y automática, para no intoxicarnos espiritualmente, para disfrutar de la vida abundante y para mantener la comunión constante con Dios.
Nuestra relación con Cristo siempre será segura.

Comentarios

  1. Buenas tardes ha todos los hermano Dios los bendiga les primeramente ja Dios que permite 🙏 enviar estás devocionales de mucha reflexión de amor de

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  2. Gracias my Señor my Dios por guiarne y permitirme vivir serquita de Ti gracias a la guianza y dirección a travez de Tú Santo Espíritu llevándome al arrepentimiento cuando t ofendo cn no obedecer tus mandamientos

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