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Mostrando entradas de abril, 2021

Cree de corazón

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  «Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote» (Marcos 5:24-29) La principal arma con la que contamos, para crecer en El Señor, es la fe. Porque la fe es el camino por el que la misericordia y cuidado de Dios, llegan a nosotros. Las escrituras de hoy, ilustran perfectamente esa verdad. En medio de la gran multitud, una mujer intentó acercarse a Jesús para obtener la sanación de una enfermedad que la había aquejado por más de 12 años y que causaba en ella un flujo intenso de sangre en todo su cuerpo. Su fe en las habilidades de Él para sanar a cada h

Junto a aguas de reposo

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  En lugares de delicados pastos me hará descansar;  Junto a aguas de reposo me pastoreará. (Salmos 23:2) Rompe el silencio el tronar como de caballos en desbandada, las aguas turbulentas que amenazan violar las fronteras de la seguridad y resquebrajar el canal firme que limita el río. Mi mente se confunde, mi espíritu se estremece y mi alma retrocede. Y allí en la esquina olvidada de mi existencia él habla a mi corazón para decirme que aunque ruja la tormenta, él está listo para llevarme a aguas de reposo. ¿Qué son aguas de reposo? Son aguas quietas que invitan a reposar. Aguas intermedias entre tormentosas y estancadas. Hay un poder escondido en el sonido de las aguas. Cuando son tormentosas asustan y persiguen. Cuando el dulce correr de ellas entre las rocas traen a mi alma un remanso de paz e indescriptible descanso es diferente. Dios tiene hoy, aguas de reposo para acariciar tu ser interno y reanimarme. Cuando el salmista dice que el Señor me lleva o me conduce usa la palabra en H

Nunca olvidado

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  “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?”   (Marcos 4:35-41) Al caminar con el Señor pueden existir situaciones en las que sintamos, que su respuesta está durando demasiado, o que no contamos con su ayuda justo cuando pensábamos que lo requeríamos. Tenemos la errada sensación de haber sido abandonados. Las escrituras de hoy son un ejemplo de ello. Mientras Jesús y sus discípulos, cruzaban en un pequeño barco el mar de Galilea, una inesperada tormenta los atrapó y puso en peligro la vida del grupo. Jesús dormía y aquellos hombres, en medio del pánico, lo despertaron diciendo: “ Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? ” A pesar de la aparente indiferencia de Jesús en el momento de arreciar la tormenta, su respuesta final fue repre

Un paso a la vez

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  «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4:22-24) Una de las lecciones más importantes que nos brinda la palabra de Dios es que Él tiene un plan para nuestras vidas, un propósito que nos ha llamado a alcanzar. De ella deriva una segunda lección, también vital que muchas veces pasamos por alto: como cumplir ese plan. El Señor nos llama a una transformación, a un crecimiento en carácter y en espíritu, que es complejo y no se dará de la noche a la mañana. De allí que la segunda lección que también nos enseña es aproximarnos a ese cambio de forma gradual, es decir, un paso a la vez. Dios sabe que no se trata de la cantidad, sino de la calidad, y que un paso bien tomado en serenidad y sabiduría, será mejor que dos avanzados a gran velocidad. Así como El Señor llevo al pueblo d

Libres de vendas y ataduras

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  Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !!Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. (Juan 11:43-44) Pocas escenas en los Evangelios poseen tanto dramatismo como el momento en el que Lázaro salió de la tumba. Las palabras que Jesús había hablado a Marta, hacía apenas unos momentos, se habían cumplido con exactitud: «Tu hermano resucitará» (v. 23). La absoluta improbabilidad de que esto tuviera un sentido literal llevó a Marta a interpretar las palabras del Mesías en términos simbólicos. Pero es- taba equivocada. Poco tiempo después, Lázaro apareció, en persona, ante el atónito asombro de todos los presentes. Quisiera que nos detengamos ante esta figura que ha regresado de la muerte. Sin duda, su aspecto era extraño en extremo, pues emergía de la tumba en la misma condición que había sido enterrado. Percibo, sin embargo, que la imagen nos ofrece una fuerte simbolo

Disciplina y control

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  ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. (1 Corintios 9:24) Como seguidores de Cristo requerimos de disciplina y autocontrol para asumir el compromiso que significa caminar en fe junto a Dios. Un compromiso que implica la voluntad y dedicación para cada día, estudiar su palabra y a través de la misma, conocer más de Él. Es una posición activa, de asumir con convicción la tarea de aprovechar cada oportunidad para convertirnos en mejores discípulos. Es a su vez la suma del ensayo y el error, de caer y levantarnos, aprendiendo de cada error, una enseñanza que nos llevará a acercarnos cada vez más a Dios y alinearnos a su propósito. Por otra parte, necesitamos mantener nuestro cuerpo físico en forma, no en términos de alguna competencia o con miras a un trofeo, sino aceptando la responsabilidad de que nuestro cuerpo físico, es el templo del Señor, dado a nosotros como su creación, como

Descanso en El Señor

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  «Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6:30-31) Regresando del trabajo, comenté a un amigo conductor, que transportaba pasajeros entre los dos pueblos cercanos de mi región, que a pesar de lo tarde, sería un día muy rentable para él, por la cantidad de pasajeros que todavía necesitaban ser transportados. Su respuesta, muy comedida y sabia fue: “ya tuve un buen día, mañana será otro y habrá nuevas oportunidades; mejor a descansar y a renovar fuerzas, para brindar el buen servicio de siempre” La respuesta del apreciado amigo me hizo pensar, que a veces, nos cargamos de innumerables responsabilidades, bien sea por un objetivo personal, un estímulo en el trabajo, o un plan futuro, que parecieran se disputan nuestra atención, dejándonos a cambio, con una gran tensión. En ese momento olvidamos la parte importante, recobrar fuerzas, p

Caminos necesarios

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  «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Isaías 55:8-9) Una hermosa tarde de diciembre, decidí recoger nuevamente de mi patio, las hojas desprendidas de los arboles cercanos. Tome el rastrillo y al empezar a barrer, me percaté de que el viento fuerte que soplaba, movía las hojas en la dirección contraria. A pesar de mis esfuerzos por seguir barriendo en la dirección que yo consideraba correcta, no lograba recolectar ninguna hoja. Para ser más productivo, decidí poner el contendedor en la dirección que pensaba equivocada e instantáneamente las hojas empezaron a caer justo donde necesitaba. Ese sencillo, pero aleccionador evento, me hizo recordar, que a veces insistimos en hacer las cosas, de la forma en que pensamos que están bien o que serán más productivas y rendirán más benefic

Espíritu de gratitud

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  «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:16-18) La mayoría del tiempo, creo que es parte de la naturaleza humana, centrar la atención en aquellas cosas que nos faltan y no en aquellas que tenemos. En otras palabras, nos acostumbramos en cierto sentido a quejamos por lo que no hemos conseguido, más que dar gracias por aquello que se nos ha otorgado y que hemos alcanzado. Cambiar la perspectiva, es la manera de empezar a cultivar un espíritu de gratitud y que mejor motivación que la palabra del Señor cuando en las escrituras de hoy nos instruye:  “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”  ¿Por qué no empezar a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío? ¿Por qué no fortalecer nuestra fe y honrar a Dios a través de un espíritu de gratitud cualquiera sea la circunstancia? Empezar a percatarnos de cada bendición que El Señor ha

El fin que esperas

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«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré.” (Jeremías 29:11-12) Cada día debemos tener presente los planes que Dios tiene para todos aquellos que pertenecemos a Él y reconocer que solo son buenos planes ya que el Señor nos ama tanto como nosotros lo amamos a Él. Como el amor es su naturaleza, Dios nunca obrará para cosas contrarias a ella. Más bien procurará para nosotros una vida fructífera, de paz y bendiciones, pidiéndonos solo que actuemos conforme a su palabra dando desinteresadamente a los que nos rodean. Así lo menciona la palabra en Mateo 7:11,  “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”. Dios vela por nuestro bienestar y de allí debemos creer, tener fe en dos elementos que los planes del Señor cont

Conoce Tus Necesidades.

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  «No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas» (Mateo 6:31-32) Hace unos días llegando del trabajo vi en la entrada del edificio a mis pequeños vecinos; dos hermanos de la pareja que vive en el apto contiguo. Abordé a ambos con un saludo y un caramelo y observé con atención la reacción de ambos niños. El mayor tomó el caramelo y lo devoró en ese mismo instante, por el contrario el pequeño ante mi pregunta de porque no lo había destapado, me contestó que ya había comido un dulce y que preferiría guardarlo para luego. El corto encuentro con los niños, me hizo reflexionar sobre la manera en que Dios se ocupa de nosotros: si los recursos son escasos, El Señor suplirá lo necesario para satisfacer nuestros requerimientos. Por su parte en época de abundancia nos guiará a ahorrar para los tiempos difíciles. Ambos niños representaron un

Cómo actúa la fe

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“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4) Fallar puede tener uno de dos efectos diferentes en nuestra vida. Podemos desesperarnos y bajar la guardia o podemos permanecer determinados hasta que pase la tormenta y regrese la calma. Y esta es una parte importante del caminar con Dios en la fe; asegurarnos de que no permitiremos que un fracaso nos derrote. Sólo porque una puerta se ha cerrado, no significa, que ella permanecerá de esa forma para siempre y que no se abrirá en el futuro. El Señor está en búsqueda de aquellos preparados para sortear cada obstáculo y continuar en batalla. La fe actúa de dos formas: la primera activándola y la segunda asumiendo la determinación como camino para no rendirnos en el primer surgimiento de un problema. Esta determinación, sin embargo, se relaciona con el hecho de hacer lo correcto y nada que ver con un sentimiento de grandeza de pasar por encima de los demás y acome

Enemigos en amigos

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  «Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso» (Lucas 6:35-36) Todos alguna vez hemos sido, excluidos, ignorados, nos han hecho daño. Al recordar esos momentos, nos invade probablemente la ira y ha pasado por nuestra cabeza, responder a aquellos que nos hicieron daño con la misma moneda. Ese sentimiento de molestia y en consecuencia que motiva la necesidad de revancha en nosotros, es negativo porque nos arrastra a la pérdida de nuestra paz, perturba nuestro espíritu y nos aleja en gran medida, de sanar el alma, perdonar y cerrar de una vez por todas, cada herida. Lo poderoso de esos sentimientos negativos, es que nacen de forma natural como respuesta al mal que recibimos y por ello resurgen con frecuencia y son difíciles de arrancar inmediatamente del corazón. L

No hay temor

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«Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas»  (Josué 1:9) Una de las cosas que aprendemos cuando estamos a cargo de una comunidad, es que estar en una posición de liderazgo no es una tarea fácil. Debes estar al tanto de las necesidades del grupo, de buscar el mejor equilibrio para satisfacerlas e incluso resolver el conflicto cuando sean contrarias. Además debes procurar pregonar con el ejemplo para ganar la confianza de todos. Josué era el líder que sustituyó a Moisés, luego de su muerte,  para ser responsable de guiar a su pueblo a la tierra prometida. Imagino que grande y compleja responsabilidad haber recibido la disposición de mantenerse valiente y fortalecido, para acometer tan difícil objetivo. Josué era invitado a ser constante en su perseverancia, pero no en soledad, sino estando consciente de que en su tarea, contaría con la presencia del Señor en cualquier instante. Resulta fácil ent

Ni Hambre, Ni Sed

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  Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (Juan 6:35) Una multitud rodeó a Jesús. El día anterior, querían proclamarlo rey porque les había provisto de comida. Pero Él se había retirado a un lugar solitario en las montañas, ya que nadie tenía el derecho de conferirle tal lugar. Además, los motivos de esas personas eran dudosos: lo que realmente querían era la comida diaria. Entonces les dijo: «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece», y añadió que debían creer en Aquel a quien el Padre había enviado (Juan 6:27-29). La intención de la multitud también era ver más milagros. Entonces Jesús también tuvo una respuesta para ellos y declaró, «Yo soy el pan de vida», y les mostró que podía satisfacer sus necesidades espirituales para siempre. La humanidad tiene necesidades tanto materiales como espirituales. Sin embargo, mientras las personas vivan sus vidas sin una re

Fe y Esperanza

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El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.  (Romanos 4:18) Abraham es el padre de la nación de Israel y también el padre de la fe. En él están todas las familias de la tierra bendecidas. Caminaba con Dios y se le llamaba el amigo de Dios. Creía en Dios y estaba justificado por la fe. Dios lo tomó de Ur, de los caldeos, una tierra pagana e idólatra, para hacerlo el padre de una gran nación. Le prometió un heredero, pero esto sólo llegó cuando Abraham tenía cien años. Su esposa, que tenía noventa años, además de ser estéril, no tenía más condiciones biológicas para engendrar. Abraham, de la misma manera, ya estaba con su cuerpo físico, desgastado en la vejez. Pero lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Abraham, contra toda evidencia, creyó en Dios y esperó, incluso contra la esperanza, y el milagro ocurrió. ¡Isaac, el hijo de la promesa, nació! Dios nos llama a vivir

No Se Olvida de Ti

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  ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?    ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? (Salmos 13:1) Los tiempos de prueba pueden traer a nuestra mente la pregunta que se hizo David en el salmo de hoy: « ¿Hasta cuándo, Jehová?»  . Seis veces hizo al Señor esa interrogante, la misma que los mártires del evangelio, alguna vez, también realizaron. Es indudable, que en momentos de circunstancias apremiantes, que escapan totalmente de nuestro control, podemos en la angustia, ser sobrepasados y sentir que Dios se olvidó de nosotros. Fue este el caso de David, quien al escribir el Salmo 13, estaba huyendo de una muerte segura a manos de Saúl. ¿De quién huyes hoy? ¿Qué problema estás tratando de olvidar? ¿A qué clase de presiones te enfrentas? ¿Alguna vez se te ha ocurrido que la única salida podría ser abandonarlo todo y desaparecer? ¿Miras por todas partes y no ves luz al final del túnel? ¿Clamas y tu impresión es pensar que Dios no te responde? Ah, amigo mío, puede que hoy la luz

Una Fe Elogiada

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  Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. (Mateo 8:10) Un soldado graduado fue a Cafarnaún, la ciudad donde vivía Jesús, para hacerle una petición. Un hombre que le servía, estaba sufriendo y el centurión sabía que Jesús podía curarlo. Jesús recibe a este hombre de la ley y dice que curará a su servidor. Pero el hombre dice:   Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.  Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.   (Mt 8.8,9). Aquí se destacan dos cosas: la humildad y la fe. Este hombre tenía bajo su mando un centenar de soldados. Sin embargo, no tenía orgullo ni arrogancia. Se consideraba indigno de recibir a Jesús en su casa. Para él, una palabra de Jesús era suficiente y la enfermedad de su criado sería erradicada. El centurión estaba

Seguros en Sus Manos

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  «Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.» (2 Crónicas 20:20) ¿Cómo reacciona ante un problema grande para el que parece no haber solución? Después de considerar todos los ángulos y no ver una salida, ¿se llena de pánico o se hunde en la desesperación? Los creyentes en Jesucristo debemos recordar que hay otra opción: orar y confiar en el Señor. Los versículos de hoy ofrecen un relato magnífico y detallado de la notable fe de Josafat. Cuando el reino de Judá fue amenazado por un gran y poderoso enemigo, el rey respondió buscando al Señor. Su oración se basó en las promesas divinas y en la dependencia total de Dios que tenía Judá para su salvación. Como respuesta, el Señor envió un mensaje reconfortante a través de un profeta, y Josafat le dijo al pueblo: “ Creed en Jehová

Grande Misericordia

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  De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová. (Salmos 25:7) Esta oración de David es parte del Salmo 25, cuyo tema principal es la súplica del salmista para que Dios lo guíe por el camino correcto. Pero David sabe que el pecado oculto hace imposible la dirección divina. En una ocasión dijo: «Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado». (Salmos 66:18) Así que David ruega por el perdón. El pecado y la culpa destruyen, atan, esclavizan. Querer ganar manteniendo el mal en el corazón es como querer navegar sin soltar el ancla. Hay gente que no se da cuenta de las raíces espirituales de su vida fallida. Al hacer un balance de su historia, miran a todas partes menos a su relación con Dios. Si lo hicieran, descubrirían que el gran problema no es la falta de dinero o de oportunidades, ni la ausencia de un título, un nombre o una posición social. La raíz de todo e

Limpios Vestidos

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Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos. (Éxodo 19:10) El acto de lavar la ropa parece a primera vista algo de poco valor en el versículo de hoy. Sin embargo, cuando lo consideramos a la luz del contexto y el gran propósito que el Dios tenía en mente para la vida de esas personas, las preciosas lecciones comienzan a destacar. Nuestro Dios es sabio, conoce las mejores herramientas pedagógicas que nos hacen comprender y aprehender, es decir incorporar a nuestra mente y corazón, y también  aprender  los principios de su reino. Cuando el Señor ordenó a la gente que lavara sus ropas, no era sólo una regla de higiene personal. Había determinado que su pueblo debía estar limpio de toda la suciedad, la suciedad del pecado, y las prácticas idólatras de Egipto así como de las otras naciones vecinas. Por lo tanto, mientras lavaban sus ropas en el río, sus corazones recordaban constantemente este ideal de santidad y pureza en la presencia del Señor.