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Mostrando entradas de mayo, 2021

La virtud de la paciencia

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  Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. (Salmo 27:14) La paciencia es una de las virtudes más difíciles de entender. Oramos a un Dios omnipotente. Sabemos que él es capaz de ayudarnos en cualquier momento. Sabemos que él, que se define a sí mismo como «amor» y que dio a su Hijo por nosotros, no se resiste a ayudarnos. Así que cuando le pedimos a ese Dios que intervenga en nuestras circunstancias, ¿por qué hay frecuentemente tanto atraso? En ninguna parte de la Biblia Dios nos promete respuestas instantáneas a nuestras oraciones. Sus promesas de responder a la oración son asombrosas y tranquilizadoras, pero ninguna de ellas tiene un calendario. Él solo nos asegura que nunca se tarda demasiado, pero en nuestra impaciencia, no queremos una respuesta que simplemente «no sea demasiado tarde». Queremos una respuesta ya. Tenemos necesidades, y no entendemos por qué esas necesidades tienen que prolongarse. Sin embargo, Dios tiene sus razones. Tal vez nuestr

El compromiso de seguirlo

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Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Santiago 1:6) Fácilmente olvidamos el requisito que viene antes de la promesa. El don extravagante de la sabiduría de Dios solo se da cuando se cumple con una condición previa. Cuando pedimos debemos creer. De otra manera, su sabiduría no llegará. ¿Qué quiere decir Dios al requerir nuestra fe? ¿Que solo debemos creer que Él responderá? Es eso, pero hay más. Debemos creer, con anticipación, que lo que Él nos dice es sabiduría que debemos seguir. Debemos comprometernos a poner atención a sus instrucciones antes de que Él nos las dé. Si no nos comprometemos, Él no responderá. Si no nos proponemos en nuestro corazón hacer su voluntad, nunca la descubriremos. Muchos cristianos piden la sabiduría de Dios como una opción para considerar entre otras. Se convierte en una posibilidad entre un rango de muchas. Si solamente le pedimos su consejo, Él n

El amor sobre la envidia

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«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece» (1 Corintios 13:4) Muchas veces podemos pensar que la vida es injusta y que tenemos menos de lo que merecemos. Pensamos que nuestro esfuerzo no se ha correspondido con nuestra realidad y al ver a otros, llegamos, a formarnos la opinión de que tal vez ellos tengan cosas que por su forma de actuar pudieran no merecer. Allí empieza a sembrarse en nosotros, sin saberlo y tal vez por esa desmotivación momentánea, uno de los sentimientos que más limita nuestro crecimiento y maduración, al caminar junto a Dios: La Envidia. La envidia es un sentimiento, especialmente negativo, no sólo por el daño que genera sino por la facilidad con la que puede invadir el corazón. Al ocupar algún espacio en él, sólo empezamos a compararnos con otros, a ver si nuestra realidad es mejor o peor y a sentirnos, si no nos satisface la respuesta, inconformes, molestos y hasta vacíos. Además la envidia nos impide ama

Retomando el camino

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«Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre» (Salmos 23:1-3) Muchas veces en la vida hemos debido atravesar circunstancias en las que nos hemos sentido perdidos y sin dirección. Situaciones en donde abundan las preguntas sin respuestas y en donde el camino a seguir es difícil de determinar. Nos sentimos como David al plasmar en las escrituras del Salmo 23 su plena confianza en Dios por la difícil situación que atravesaba en ese momento. David se encontraba huyendo de Saúl cuando escribió este salmo. Debía escapar de las manos de un rey que quería asesinarlo, luego de haberlo desterrado a la fuerza de un reino que por derecho divino debía ocupar. Confiado en que el Señor daría consuelo a su alma, lo alabó haciendo una analogía  entre su antiguo trabajo, cuando era un joven que pastoreaba las ovejas de su padre, con el trabajo que

La verdad es de Dios

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  Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento. (Proverbios 12:22) La deshonestidad es una epidemia en nuestra cultura. Los registros de la corte, las encuestas académicas y la observación común lo confirman. La verdad y la integridad son prescindibles en nuestra sociedad. ¿Por qué miente la gente? O, para ponerlo de forma sutil e inclusiva, ¿por qué a veces tratamos, virtualmente todos, de crear una impresión que no es totalmente precisa? Las razones son muchas y diversas. Entre ellas está el deseo de no tener problemas, el ímpetu por abrirnos camino y una obsesión por nuestra imagen. En cualquier caso, la deshonestidad de una persona indica una falta de confianza en Dios por las consecuencias de la integridad. Cuando mentimos, incluso de una manera aparentemente trivial, es porque queremos evitar los resultados de no mentir. Nos encargamos de nuestros asuntos por cuenta propia, porque tememos lo que pueda ocurrir si decimos la verdad

Humilidad para honrar

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  “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe”  (Mateo 18:1-5) Al caminar junto al Señor, he aprendido, que la humildad no solo precede a otros valores del ser humano sino que es la virtud por la que más nos preparamos para fortalecer nuestra fe en Dios. La humildad nos permite dejar de lado el orgullo para perdonar a los que nos han hecho daño y reconocer cuando nosotros hemos sido los que hemos afectado a otros. Además nos ayuda a servir de manera más efectiva, porque nos da la sensatez para reconocer nuestras fortalezas y debilidades y poder así saber cuál es la mejor forma de ayudar a aquellos

Lo que hay en tu corazón

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  Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. (Deuteronomio 8:2) En este versículo encontramos resumido el accionar de Dios hacia Israel durante los cuarenta años en los que el pueblo vivió en el desierto. Las pruebas, que siempre parecían ser fortuitas, eran orquestadas por el Señor con un propósito muy claro: saber si existía en el corazón de ellos la disposición de guardar o no sus mandamientos a pesar de las pruebas y dificultades que transitaban. Siempre que he leído este versículo he interpretado que este conocimiento era algo que procuraba el mismo Señor. Hace poco, sin embargo, percibí que posiblemente el texto tiene un sentido diferente, que podría revelarse en el texto del Salmo 139:  Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis p

Escuchar y obedecer

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Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. (Lucas 5:5) Dios tiene bendiciones y nuevas oportunidades para nosotros. Para recibirlas debemos escuchar Su voz, así poder percibirlas y luego tomar pasos de fe hacia ellas. Esto a menudo significa hacer cosas que no queremos hacer, o que piensas que no funcionarán, o puede que no sientas que son importantes. Pero nuestra confianza y reverencia hacia Dios debe ser mayor a lo que nosotros personalmente queremos, pensamos o sentimos. Vemos un ejemplo perfecto de esto en Lucas 5. Pedro y algunos de los otros discípulos habían estado pescando toda la noche; no habían atrapado nada. Ellos estaban cansados; de hecho, estaban agotados. Necesitaban una buena noche de sueño y probablemente quería una buena comida. Acababan de terminar lavando y almacenando sus redes, lo cual fue un gran trabajo. Entonces Jesús apareció en la orilla del lago y les dijo que, si quer

Un Completo Si

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  Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. (Juan 11:27) Hay diferentes maneras de decir «sí». Puedo hacerlo porque no me atrevo, aunque quiera, a decir «no». Puedo decir «sí», pero inmediatamente olvido mis palabras y continúo como antes, por omisión inconsciente o por no haber entendido el pedido que me han hecho. Puedo decir «sí», pero poner condiciones, o puedo decir «si» completamente. Este último caso sería el de decir el perfecto y verdadero «sí», lo que demuestra mi confianza en mi interlocutor y me compromete plenamente. Ese es el «sí» de los novios antes de la celebración de la boda. Ese es también el «sí» de la fe. El Señor viene a mí y me pide: «Dame, hijo mío, tu corazón» (Proverbios 23:26). Sabe muy bien lo que me impide decir que sí sin restricciones: el amor propio, el miedo a ser diferente, el precio de dejar la comodidad, etc. Nadie puede acompañarme hasta el final de esta decisión excepto Él, porque me ofrece el

Grande Misericordia

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De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová. (Salmos 25:7) Esta oración de David es parte del Salmo 25, cuyo tema principal es la súplica del salmista para que Dios lo guíe por el camino correcto. Pero David sabe que el pecado oculto hace imposible la dirección divina. En una ocasión dijo: «Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado». (Salmos 66:18) Así que David ruega por el perdón. El pecado y la culpa destruyen, atan, esclavizan. Querer ganar manteniendo el mal en el corazón es como querer navegar sin soltar el ancla. Hay gente que no se da cuenta de las raíces espirituales de su vida fallida. Al hacer un balance de su historia, miran a todas partes menos a su relación con Dios. Si lo hicieran, descubrirían que el gran problema no es la falta de dinero o de oportunidades, ni la ausencia de un título, un nombre o una posición social. La raíz de todo est

Seguros en Sus Manos

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  «Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.» (2 Crónicas 20:20) ¿Cómo reacciona ante un problema grande para el que parece no haber solución? Después de considerar todos los ángulos y no ver una salida, ¿se llena de pánico o se hunde en la desesperación? Los creyentes en Jesucristo debemos recordar que hay otra opción: orar y confiar en el Señor. Los versículos de hoy ofrecen un relato magnífico y detallado de la notable fe de Josafat. Cuando el reino de Judá fue amenazado por un gran y poderoso enemigo, el rey respondió buscando al Señor. Su oración se basó en las promesas divinas y en la dependencia total de Dios que tenía Judá para su salvación. Como respuesta, el Señor envió un mensaje reconfortante a través de un profeta, y Josafat le dijo al pueblo: “ Creed en Jehová

Nos Lleva Al Bien

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  Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.  Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. (Éxodo 19:4-5) El versículo de hoy nos muestra una de las más bellas y conmovedoras declaraciones de amor de la historia: el Dios Eterno, llamando la atención de su pueblo elegido sobre la forma en que ha actuado en sus vidas. Aquellas personas no sólo fueron liberadas de la esclavitud de Egipto, sino que también fueron conducidas con todo el afecto, amor y cuidado a la presencia de su Dios y libertador. Así como las águilas llevan a sus crías en sus fuertes garras y poderosas alas, y esto, con todo el celo, cuidado y amor, para liberarlas de feroces depredadores; así el Señor Dios Todopoderoso nos ha guiado en sus fuertes y eternas alas, liberándonos de todo mal. El propósito principal y primordial de Dios conSu Palabra es llevarn

Limpios Vestidos

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  Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos. ( Exodus 19:10 ) El acto de lavar la ropa parece a primera vista algo de poco valor en el versículo de hoy. Sin embargo, cuando lo consideramos a la luz del contexto y el gran propósito que el Dios tenía en mente para la vida de esas personas, las preciosas lecciones comienzan a destacar. Nuestro Dios es sabio, conoce las mejores herramientas pedagógicas que nos hacen comprender y aprehender, es decir incorporar a nuestra mente y corazón, y también  aprender  los principios de su reino. Cuando el Señor ordenó a la gente que lavara sus ropas, no era sólo una regla de higiene personal. Había determinado que su pueblo debía estar limpio de toda la suciedad, la suciedad del pecado, y las prácticas idólatras de Egipto así como de las otras naciones vecinas. Por lo tanto, mientras lavaban sus ropas en el río, sus corazones recordaban constantemente este ideal de santidad y pureza en la presencia del Se

Camino de Vida

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  Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. (Jeremías 10:23) La vida no es un camino recto, ni seguro; su recorrido implica altos y bajos, giros y vueltas, donde muchas veces actividades que parecen atractivas, pueden ser senderos a las arenas movedizas del pecado. Sin embargo, el recorrido puede ser la mayoría de las veces gratificante si conocemos la forma correcta de hacerlo. Y es que sólo una forma garantiza que los pasos que demos sean siempre en la dirección acertada, y ella es caminar de la mano de alguien que conozca los lugares que vamos a transitar. Dios es el perfecto guía de servicio completo y a tu disposición. Nadie puede equivocarse siguiendo los caminos que Él selecciona. Si consideras que en su perfección, Te creó amorosamente y de forma intencional para el momento en el que vives y para el lugar donde te encuentras, tendrás el camino allanado para abrir tu corazón a una verdad que es certeza de paz y

La verdad es de Dios

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Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento. (Proverbios 12:22) La deshonestidad es una epidemia en nuestra cultura. Los registros de la corte, las encuestas académicas y la observación común lo confirman. La verdad y la integridad son prescindibles en nuestra sociedad. ¿Por qué miente la gente? O, para ponerlo de forma sutil e inclusiva, ¿por qué a veces tratamos, virtualmente todos, de crear una impresión que no es totalmente precisa? Las razones son muchas y diversas. Entre ellas está el deseo de no tener problemas, el ímpetu por abrirnos camino y una obsesión por nuestra imagen. En cualquier caso, la deshonestidad de una persona indica una falta de confianza en Dios por las consecuencias de la integridad. Cuando mentimos, incluso de una manera aparentemente trivial, es porque queremos evitar los resultados de no mentir. Nos encargamos de nuestros asuntos por cuenta propia, porque tememos lo que pueda ocurrir si decimos la verdad.

Espíritu de gratitud

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  «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:16-18) La mayoría del tiempo, creo que es parte de la naturaleza humana, centrar la atención en aquellas cosas que nos faltan y no en aquellas que tenemos. En otras palabras, nos acostumbramos en cierto sentido a quejamos por lo que no hemos conseguido, más que dar gracias por aquello que se nos ha otorgado y que hemos alcanzado. Cambiar la perspectiva, es la manera de empezar a cultivar un espíritu de gratitud y que mejor motivación que la palabra del Señor cuando en las escrituras de hoy nos instruye:  “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”  ¿Por qué no empezar a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío? ¿Por qué no fortalecer nuestra fe y honrar a Dios a través de un espíritu de gratitud cualquiera sea la circunstancia? Empezar a percatarnos de cada bendición que El Señor ha

Visualizando el objetivo

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  «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más…Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron» (Apocalipsis 21:1-4) La visualización de nuestros objetivos es una actitud que nos prepara para encarar de forma de la manera más correcta posible los retos de nuestra vida. Si por ejemplo, no podemos visualizarnos como trabajadores efectivos, esposos comprensivos, líderes rectos, no tendremos la confianza para desempañar con éxito ninguna de esas labores. Por otra parte si nos proyectamos a una imagen de nosotros, efectivos en cada responsabilidad que asumamos, tendremos muchas más posibilidades de cumplirlas correctamente. El Señor a través de su palabra, nos proporciona numerosos ejemplos de cómo debemos vernos, de en qué debemos convertirnos, de cómo es su reino. En la escritura de hoy nos brinda la imagen del futuro j

Fuerte ante la caída

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  «Tú encargaste Que sean muy guardados tus mandamientos. Ojalá fuesen ordenados mis caminos Para guardar tus estatutos! Entonces no sería yo avergonzado, Cuando atendiese a todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazón Cuando aprendiere tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente» (Salmos 119:4-8 ) “ Ojalá fuesen ordenados mis caminos Para guardar tus estatutos ” dice el salmista y vienen a mi mente aquellos momentos en los que me sentí presa de la vergüenza, por haber en algún sentido, fallado a otros, a mí mismo y a Dios. Pero el salmista no se detiene allí y continua diciendo: “ Te alabaré con rectitud de corazón Cuando aprendiere tus justos juicios ” y me fortalece para recordar, que el caer es también parte de la historia, que nos encontramos frente a un camino largo en el que quedan descubrimientos que hacer y en el que aprenderemos de las experiencias, como crecer en espíritu y carácter a través del Señor y su palabra. Así como un equipo se

CUANDO TE SIENTAS OPRIMIDO

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Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo. (Números 11:17) ¿Alguna vez te han pedido que aceptes una tarea que sabías que era demasiado grande o difícil y que no implicaba ninguna recompensa tangible? Tal vez un servicio voluntario en la iglesia o en tu comunidad, o tal vez una responsabilidad que pensabas era demasiado abrumadora para ti. Esa tarea que parece ser abrumadora, se hace más difícil cuando aquellos a los que sirves parecen no apreciar tus esfuerzos. A cambio del esfuerzo, recibes egoísmo, y cualquier iniciativa de cambio es recibido como protesta. En esos momentos puedes estar tentado de decirle al Señor como lo hizo Moisés: » ¿Por qué has hecho mal a tu siervo?…No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.» (Num 11:11,14). Los israelitas se revolcaban en la oscuridad de la amargura, echando la culpa a Dios y a su líder elegid

LO DIFÍCIL Y LO IMPOSIBLE

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¿Hay para Dios alguna cosa difícil? (Génesis 18:14) Una cosa es «nada es imposible» y otra «nada es demasiado difícil». «Nada es imposible para el que cree» es una verdad sostenible. «Nada es difícil para el creyente» no existe: es una mentira elaborada que se repite hasta mentalizarla con el fin de abrir caminos. La primera es una experiencia que depende de Dios. La segunda es una experiencia que depende del hombre. Nada es imposible es una práctica que acompaña la historia de los héroes bíblicos y que fue claramente anunciada por Jesucristo: «Si tienes una fe del tamaño de un grano de mostaza, puedes decirle a esta montaña: «Ve de aquí a allá», y se irá. Nada será imposible para ti» (Mateo 17:20). La estrategia de «nada es demasiado difícil» no tiene fundamento bíblico. La Biblia habla de «casos difíciles» (Dan. 5:12), «muchas cosas difíciles de explicar» (Heb. 5:11), «ciertas cosas difíciles de entender» (2 Pe. 3:16), «días difíciles» (Job 30:25) y «tiempos difíciles» (2 Tim. 3:1).

EN EL MONTE DE JEHOVÁ

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Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. (1 Reyes 19:11) Muy a menudo una reprensión o lo que pensamos es nuestra peor derrota puede ser usado por Dios para proveernos con una especie de bendición disfrazada. Elías necesitaba que lo trataran así para que despertara en él una comprensión de su temor infundado. Un individuo como él no tenía derecho a estar indeciso y descontento. Si salía afuera y se ponía en el monte delante de Jehová en vez de esconderse en una cueva, ¡encontraría nueva inspiración a través de una nueva visión del poder de Dios! Cuando estamos viviendo en los bajos niveles de la tierra dejamos de captar las visiones inspiradoras de Dios, que son el verdadero apoyo de la vida profética. Debemos salir al sol y ascender al monte si queremos discernir esas pruebas del poder de Dios que están siempre disponibles para la renovación de la fe y el fortalecimiento de nuestro carácter, de nuestra confianza y de nuestro valor. El reyezuelo de cresta dorada es uno de los

Seguir el ejemplo

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  «Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido» (Juan 13:3-5) Algunas veces, la manera más efectiva de comunicar un concepto, una opinión o una teoría es a través de la demostración. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, pero pienso que a su vez una demostración vale más que mil imágenes. Jesús no sólo era un maravilloso y pedagógico maestro que sabía mediante ejemplos y parábolas llegar a sus discípulos, sino que además predicaba con sus acciones el amor, misericordia y comunión fraternal. De esa forma lo hizo, el mismo día en que sabía que su hora había llegado y sería traicionado. En vez de tratar de alejarse de sus discípulos decidió pasar sus últimos momentos junto a ellos y enseñarles